sábado, 28 de abril de 2007

En este suelo habitan las estrellas / Tvfaci mapu mew mogeley wagben

En este cielo habitan las estrellas.
En este cielo canta el agua
de la imaginación.
Más allá de las nubes que surgen
de estas aguas y estos suelos,
nos sueñan los antepasados.
Su espíritu -dicen- es la luna llena,
el sielncio su coraón que late.



Tvfaci mapu mew mogeley wagben.
Tvfaci kajfv wenu mew vlkantuley
ta ko pu rakiduwam.
Doy fvta ka mapu tañi mvlen ta komv
xipalu ko mew ka pvjv mew
pewmakeiñmu tayiñ pu fvcakece yem
Apon kvyeh fey tañi am -pigekey
Ni hegvmkvleci piwke fewvla ñvkvfvy.

(Elicura Chiguailaf, El invierno su imagen y otros poemas azules, 1990)

Hablando con la gente de la tierra de arriba / Nvtramkaleyin tain pu wenu mapuche

Cabalgo en círculos, llevado por el aliento
de los animales
que te ofreci en sacrificio.
Galopo, galopo, soñando voy
por los caminos del cielo.
De todos los lados viene a saludarme
las estrellas.
¡Oh!, ansiana, ansiano,
doncella y joven de la tierra
de arriba
en vuestro azul se regocija mi sangre.


Tretrogkvlen awvlerpun, pu kulliñ ñi neyvn
yewkvlerpun
genoafellvwvn mew elufeyu.
Wiraf, wirafgen, pewmantulen amun
Wenu Mapu rvpv mew
Wallke pvle chalipaenew ti pu wagvlen.
¡Oh! Fvchakecheyem
Vlchakezomo ka Wechekeche mvlelu
Wenu Mapu
mi Kallfvmu ayvwvy ñi mollfvñ.

(Elicura Chihuailaf, De sueños y contrasueños, 1995)

El espiritu de lautaro / Lautaro ni pülli

Anda cerca de la vertiente
bebiendo el agua fresca
y gritando en las montañas
llamando a sus guerreros.
El espiritu de Lautaro
camina cerca de mi corazón
mirando,
escuchando,
llamándome todas las mañanas.
Lautaro viene a buscarme,
a buscar a su gente
apara luchar con el espiritu
y el canto.
Tú espíritu Lautaro
anda de pie
sobre la tierra.


Miawy kachill treyen
pütokopelu lifko,
wirarümekey mawidapüle
mutrümpelu ñi pu kona.
Lautraro ñi pülli
miawy ñi piukepüle
adkintuyawi,
allkütuyawi,
mütrümkenew kom liwen.
Lautraro kintupaenew
kintupay che,
kewatuam piukeyengu
ka ülkantunmew.
Mi pülli
Lautraro
witrayawi
wente mapu.

(Leonal Lienlaf, Se ha despertado el ave de mi corazón, 1990)

Supersticiones Mapuches

Según el diccionario de la real academia española, superstición se define como “una creencia extraña a la fe religiosa y contraria a la razón”. Pero para el pueblo mapuche, adquiere un valor especial. Según los araucanos, todo el universo está de alguna forma unido y entrelazado, por lo tanto, si algo de él es alterado, se rompe el equilibrio y se ve reflejado en alguna señal concreta. La mayoría de las supersticiones mapuches tienen relación con los animales y su comportamiento.
El moscardón: se considera al moscardón como el alma de alguien fallecido. Si un moscardón entra a la ruca de alguien enfermo, al rato le lloran por muerto ya que se dice que son las almas de los parientes que vienen por él. Cuando acuden a las borracheras, dicen también que son los parientes que viene a holgarse y a beber, incluso, cuando se presentan los moscardones, se derrama el primer jarrón de chicha para que caciques y parientes difuntos beban. Si a la hora de almuerzo se bebe chicha, se meten los dedos en el primer jarrón ha beber, y se salpica a modo de agua bendita a los difuntos, diciendo pu am, que es un brindis a las almas.
Aves: el mero es particularmente el pájaro agorero. Si se sienta a cantar en alguna casa, dicen que va a anunciar la muerte de algún habitante de esta o de la vecindad; y si hay algún enfermo, se le desahucia inmediatamente y se comienzan los preparativos para su funeral, se le da por muerto. Hay comportamientos en las aves, que acusan, por ejemplo, una posible lluvia: el bañarse el shiwü (jilguero) en invierno; el pararse el troroke (chajá) sobre un árbol; silbar el f’du (perdiz) de noche. Hay aves que se consideran paradigmas de lo bueno y lo malo. El ñamku es por excelencia el ave benéfica, mientras que el choñchoñ y el wadka son reconocidas por traer o anunciar un suceso negativo.
Zorrilla: si un mapuche se dirige a la guerra o a cualquier lugar y en el camino se da cuenta que lo sigue una zorrilla, es porque buscar comer de sus carnes. Si la zorra se cruza en el camino y pasa por el lado derecho, es una señal de buena suerte y el indígena puede ir tranquilo a su destino, pero si al cruzarse la zorra toma la ruta por el lado izquierdo, lo más aconsejable es que se devuelva por donde vino, ya que algo negativo de seguro sucederá.
Partos: en el momento de los dolores de parto, las mujeres eran echadas de las casas para ir a parir junto al río, porque consideran que las mujeres preñadas están rodeadas de males y si tienes a sus hijos en las casas, toda la familia y sus pertenencias de tiñen de esta maldad.
Otros: Si suena la lumbre, es señal de venir huéspedes; si se acerca a sus casas algún remolino, es que han de asaltarlos los enemigos; si les zumban los oídos, es que les están murmurando: si se les cae el bocado que llevan en la boca, es que alguien se los quiere se acuerda de ellos.
Información: "Los aborígenes de Chile", José Toribio Medina, 1952.

viernes, 27 de abril de 2007

Bailes Mapuches

El baile es una de las actividades con más importancia dentro del pueblo Mapuche, esto por su carácter ritual y religioso, además de lograr la armonía entre el hombre y su entorno. Sin duda, la danza no estaba presente solo en ceremonias religiosas, pero son estas las de mayor importancia, por permitir el desarrollo de la cosmovisión.
Podemos decir que, de alguna forma, la danza mapuche nos pudiese parecer algo monótona, pero sin embargo posee una serie de formas de bailar, dentro de las ceremonias religiosas. Entre ellas las más conocidas son: Loncomeu (consiste principalmente en movimientos de la cabeza), Ruketu Pürún (que se concentra en pequeños saltitos al ritmo de tambores y flautas), Mellaaschnakm Pürún (baile suave con movimientos marcados en el suelo) y Trafyén Pürún (los bailarines de ubican uno frente al otro). En las fiestas populares, también se consideran de gran importancia los bailes. Se destacan dos formas de movimiento: Choique Pürún o “danza del avestruz”, que tiene solo un carácter festivalero y el Kollón Pürún o “danza del enmascarado” que es bailado solo para el Palin o Chueca, deporte más importante para los Mapuches.

Las reuniones que los indígenas organizaban para los bailes se llamaban Gercurehue y las danza que se practicaban eran el Cunquen y el Ñuin, bailes practicados, de forma casi obligatoria, en tiempos antiguos. El Cunquen consistía en que se reunieran varias parejas y estas, moviéndose siempre con el ritmo correcto, ejecutaban pequeños saltos al son de las flautas y los tambores. En el Ñuin, en cambio, se comienza formando parejas y luego, estas se toman las manos rodeando a un canelo y bailan alrededor de este.

Las instancias donde se daban estos bailes, permitían que hombres y mujeres se disfrazaran como quisiesen, predominando siempre el uso de pieles y cueros.

Información: "Los aborígenes de Chile", José Toribio Medina, 1952. www.memoriachilena.cl


domingo, 8 de abril de 2007

Momias de Chinchorro



El pueblo Chinchorro es conocido por ser uno de los pueblos más antiguos que habitó Chile y por tener, además, los cuerpos momificados con más antigüedad. Los Chinchorros, habitaron, aproximadamente desde el 5000 hasta el 2000 a.c. (pero se dice que pudo haber tenido origen por lo menos cien años antes), en el sector ubicado entre los puertos de Llo y Antofagasta, o sea, entre la costa sur del Perú y el norte de Chile. El nombre Chinchorro lo recibieron por la playa donde se encontraron los primeros restos de esta cultura.

La momificación, para este pueblo nortino, fue considerada de gran importancia, por lo que se realizo a todos los miembros de la familia, sin embargo, no se dejo de lado el clásico entierro, similar a los realizados en la actualidad.
En forma general la momificación consistía en la extracción de la musculatura de todo el cuerpo y de los órganos, para ser sustituidos por diversos materiales como: vegetales, cuero, ramas y lana, entre otros. Luego todo el cuerpo era cubierto con arcilla y sobre la cabeza se colocaba un peluca confeccionada con pelo humano. El proceso de momificación, fue experimentando una evolución a lo largo del periodo Chinchorro. En un comienzo la momificación solo se practico a cuerpos de niños y recién nacidos. Los cuerpos eran adornados de colores llamativos y los hacían acompañar por figuritas de barro. Tiempo después se comenzó a practicar la momificación en adultos; las momias de Chinchorro se clasifican en dos grupos, las negras y las rojas (con variación vendada).

Negras: Las momias negras son las más comunes. Para realizarlas se limpiaba el cuerpo de musculatura y órganos y se reforzaba el esqueleto con palos, todo a atado con una especie de cáñamo de fibra vegetal. Cuando el esqueleto se encontraba firme, se cubría de arcilla y todo era envuelto en la misma piel del difunto y si esto no era posible, en piel de lobos marinos. La cabeza era cuidadosamente reconectada al cuerpo y la cara era cubierta con una máscara de arcilla mientras que la cabeza la adornada una peluca de pelo humano corto. Finalmente todo el cuerpo era puntado con óxido de manganeso lo que le daba el color negro a la momia.

Rojo: El Proceso comenzaba con la realización de incisiones de ligares específicos: estomago, hombros ingles y tobillos, para extraer los órganos y la musculatura. Luego se introducirán palos con el fin de darle al cuerpo la firmeza necesaria, las cavidades eran rellenas con plumas y arcilla. Una vez extraído el cerebro de la cabeza, este era adornado con una peluca de cabello humano, pero esta vez largo, sujeta con un casquete de arcilla. Mientras que los ojos boca y labios, era delineados con el fin de que la persona pareciese viva. Luego de suturar todas las incisiones, todo el cuerpo , a excepción de la cara, era pintado con óxido férrico lo que le daba el color rojo.
Dentro de este tipo de momias están las de vendaje, que se caracterizan porque el preparador fúnebre envuelve el cuerpo en la piel como si fuese un vendaje.

Con el tiempo, la técnica de momificación se fue simplificando, hasta llegar al ultimo periodo donde solo se cubrían los cuerpos con una pátina de barro que evitaba su descomposición.