Sin duda alguna, Latinoamérica es un continente con una cultura híbrida, pero no por eso menos importante o interesante que lugares con una identidad sociocultural más clara.
Cuando se habla de una sociedad culta, popular o moderna (tres posibilidades de América latina) no se busca encasillar al tipo de gente que habita el continente y menos el arte que aquí nace. Tampoco condenar a nadie por tener gusto de un tipo quizás más Europeo o Estadounidense. No resulta lógico juzgar a un grupo de personas que disfrutan de Friends o del cine norteamericano, lo que si es debido criticar, es como estos productos invaden nuestra cultura y no dejan respirar lo que es propio de nosotros, ni dejan un hueco para sentirnos orgullosos de tener la cultura que tenemos o de vivir en la tierra en que vivimos. No es un problema disfrutar de lo ajeno, si no volverlo propio y olvidar las raíces, el origen.
Pero si nuestra cultura es tan diversa y “especial” ¿Qué hace que simplemente la olvidemos? Pensando en olvidar como :”Dejar de tener en el afecto o acción a alguien o algo.” Según la Rae, nos hace precisar y descubrir lo que falta. Quizás es la tierra o la falta de comprensión y la poca sensación de pertenencia. Quizás es la televisión con su mucha información. Quizás sea solo flojera o miedo.
No nos debe impactar entonces el hecho de que se busquen espacios urbanos o se alteren monumentos para decir lo que se piensa, sea a favor o en contra de una determinada situación. Ya que las culturas masivas no han dejado el espacio que la identidad necesita. Que nuestra identidad con sus pastiches e incoherencias necesita. Un último punto que quiero destacar es que el arte Latinoamericano se ve necesitado , últimamente, de mensajes y de descontento. De críticas que sean concisas y claras, comprensibles para todo el mundo, pero no por eso menos profundas. No es necesario ser un intelectual para darse cuenta que el mundo no funciona como los ideales de las masas quisiesen.
A pesar de lo mucho que perjudican los medios de comunicación masivos al desarrollo de Latinoamérica, no podemos quedar ajenos al hecho de que en algunas instancias han sido de utilidad. Por ejemplo en México, gracias al cine y la radio, el pueblo a conocido y reconocido parte de sus costumbres y etnias. Ojalá que en Latinoamérica las comunicaciones encuentren un rumbo similar.
Siempre, por más que busquemos una identidad única y “pura”, seremos una cultura híbrida.
Cuando se habla de una sociedad culta, popular o moderna (tres posibilidades de América latina) no se busca encasillar al tipo de gente que habita el continente y menos el arte que aquí nace. Tampoco condenar a nadie por tener gusto de un tipo quizás más Europeo o Estadounidense. No resulta lógico juzgar a un grupo de personas que disfrutan de Friends o del cine norteamericano, lo que si es debido criticar, es como estos productos invaden nuestra cultura y no dejan respirar lo que es propio de nosotros, ni dejan un hueco para sentirnos orgullosos de tener la cultura que tenemos o de vivir en la tierra en que vivimos. No es un problema disfrutar de lo ajeno, si no volverlo propio y olvidar las raíces, el origen.
Pero si nuestra cultura es tan diversa y “especial” ¿Qué hace que simplemente la olvidemos? Pensando en olvidar como :”Dejar de tener en el afecto o acción a alguien o algo.” Según la Rae, nos hace precisar y descubrir lo que falta. Quizás es la tierra o la falta de comprensión y la poca sensación de pertenencia. Quizás es la televisión con su mucha información. Quizás sea solo flojera o miedo.
No nos debe impactar entonces el hecho de que se busquen espacios urbanos o se alteren monumentos para decir lo que se piensa, sea a favor o en contra de una determinada situación. Ya que las culturas masivas no han dejado el espacio que la identidad necesita. Que nuestra identidad con sus pastiches e incoherencias necesita. Un último punto que quiero destacar es que el arte Latinoamericano se ve necesitado , últimamente, de mensajes y de descontento. De críticas que sean concisas y claras, comprensibles para todo el mundo, pero no por eso menos profundas. No es necesario ser un intelectual para darse cuenta que el mundo no funciona como los ideales de las masas quisiesen.
A pesar de lo mucho que perjudican los medios de comunicación masivos al desarrollo de Latinoamérica, no podemos quedar ajenos al hecho de que en algunas instancias han sido de utilidad. Por ejemplo en México, gracias al cine y la radio, el pueblo a conocido y reconocido parte de sus costumbres y etnias. Ojalá que en Latinoamérica las comunicaciones encuentren un rumbo similar.
Siempre, por más que busquemos una identidad única y “pura”, seremos una cultura híbrida.
3 comentarios:
espera... ... ... dejame ponerme mis lentes para releer la sintesis a la que has llegado ya que la encuentro, por decir lo menos, interesante y muy bien escrita...
la verdad, pensaba que tan hibridos podemos ser como latinoamerica... en mi opinion creo que somos de la misma naturaleza, se nos puede identificar facilmente, nuestras culturas son bastante similares, nos aquejan los mismos problemas tanto sociales como economicos, nos unifica una lengua... creo que en algun sentido si somos todos diferentes pero que al final nos cubre un mismo manto que nos une como un todo, identificable como latinoamerica.
te encuentro toda la razon con eso de darle mas espacio a la cultura local y no llenar nuestros espacios con culturas ajenas, a tal punto de reconocerlas como nuestras sin siquiera saber un minimo sobre nuestros origenes, olvidandolos y adaptandonos a sociedades en las que no nos ha tocado vivir.
me gusto el tema, me gusto como lo abordaste, esta entretenido...
... esta como para discutirlo en extenso tomandonos algo...
huasa, yo cancele el otro comentario porque se habia repetiro.. burp!! q mongo!
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